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“Quiero que mi hijo sea feminista“

Criar a una personita es un desafío desde el día uno. Principalmente porque la forma en la que ellos aprenden cómo funciona este mundo es a través de nuestros actos, no de nuestras palabras. ¿Hay algo más abrumador que eso?.

Uno se vuelve mucho más consciente de todos los defectos, creencias limitantes, estereotipos, prejuicios y patrones que cargamos en la maleta.  Y solo te queda trabajarte, desaprender, reaprender y tratar de una vez por todas ser esa mejor versión de la que tanto hablan, por vos y porque sabes que hay una pequeña esponja ahí a la par tuya, viéndote y aprendiéndote a cada segundo.

En temas de crianza podemos hablar muchísimo, pero aprovecho que ya entramos en marzo, y que celebramos a las mujeres, para hablar sobre qué podemos hacer diferente en la crianza de nuestros hijos para construir, entre todos, una sociedad más justa. 

Y hablo desde mi posición de mamá de un niño de 2 años. Algunos pueden ver este granito de arena un tanto insignificante ante la gran problemática que enfrentamos hoy en día.  Especialmente porque los cambios que produzcamos (si es que se dan) no se verán de manera inmediata.

Un día leí lo siguiente: “ (…) estamos criando “hombres duros”, y los encerramos en una jaula muy pequeña llamada masculinidad, en donde le temen al miedo, a la vulnerabilidad, a no ser suficientes… Esto crea egos muy frágiles.  Y por otro lado, a las mujeres se les cría para estar al servicio, precisamente, de esos egos frágiles…”  Esta frase me lleva a pensar que, si no cambiamos la forma de crianza tanto de niños como de niñas, estamos destinados a seguir con los mismos patrones, la misma violencia y la misma inequidad en nuestra sociedad.

Entonces ¿Cómo criamos a un niño feminista?

Entendiendo el feminismo como un principio de igualdad de derechos de la mujer y del hombre. -Aclaro esto porque sé que mucha gente aún no tiene claro de qué se trata este movimiento-.

Por tanto, crianza en feminismo, vendría siendo igual a decir que es crianza basada en la igualdad y el respeto por todos los individuos sin importar su género. Y siempre con la premisa que tanto hombres como mujeres importan, e importan igual.

Estos principios de crianza aplican igual para niños y niñas, entonces, ¿por qué hablar aquí solo sobre la crianza de los niños? Pues el principio aplica para ambos; sin embargo, los desafíos son diferentes en algunos casos. Por ejemplo, en el tema de la comunicación de las emociones, a los niños usualmente se les enseña a reprimirlas, no así a las niñas. O a los niños se les justifican algunos comportamientos solo por ser hombres: el ser desordenados, distraídos o bruscos, algunos adultos simplemente dicen “así son los hombres”, y esto les podría condicionar todo lo que hagan en sus vidas y la forma en la que se relacionan con las mujeres más adelante.

En fin, probablemente hay millones de ejemplos y las recomendaciones en este tema pues dependerán de cada realidad, yo no vengo a dar consejos de crianza, solo les cuento qué hemos hecho en casa.

  1. Rechazamos roles de género.  No hay juguetes/juegos de niños o niña. Aplica para todas las cosas en realidad, los colores, las emociones, los comportamientos, etc.

  2. Hablamos mucho de sentimientos. Es normal estar sensible, enojarse, estar triste, llorar, etc., y Juli está en todo su derecho de sentirlas y expresarlas.

  3. Tratamos de fomentarle la lectura, y le contamos cuentos que tengan personajes interesantes tanto masculinos como femeninos.  

  4. Cuidamos el lenguaje. Este es muy difícil porque no siempre estamos ahí para ser filtro ante terceros y porque mucha gente tiende a minimizarlo, pero el lenguaje es muy muy poderoso. Y bueno, todos tenemos frases o palabras automáticas, que poco a poco hay que ir identificando y eliminando; sin embargo, frases como “pareces/lloras/jugas/etc como una niña” no existen en nuestro entorno. 

    También cuidamos el lenguaje para lo positivo, es muy normal que cuando las personas buscan adjetivos para calificar a una niña solo expresen cosas como linda, tierna, calmadita, femenina, etc… Nosotros tratamos de mencionar otros adjetivos como fuerte, valiente, inteligente, divertida, etc; igual como lo haríamos con un amiguito de Juli.

    En este punto un día leí algo que me puso a evaluarme, decía “Si criticas algo en las mujeres, pero no lo criticas en los hombres, tal vez no tengas un problema con ese algo… tal vez tu problema sea con las mujeres.”

  5. Amabilidad equitativa. Cuando jugamos con niñas, nunca le digo a Julián que debe (o no debe) hacer algo por el hecho de ser una niña con la que estamos compartiendo. Ejemplo, cederle un juguete o la hamaca o no golpear solo porque es niña. Por supuesto siempre lo motivo a compartir (no obligo) y no permito agresiones físicas, pero esto es independientemente de si es niño o niña.

  6. Crianza conjunta. En nuestro caso Juli ha tenido un papá bastante activo en su rol, aunque al inicio tal vez me costaba ceder, ya he ido aprendiendo a soltar para dejar que él se empodere de su paternidad.  Y los quehaceres de la casa de igual forma hemos tratado de ser lo más equitativos posibles.  Probablemente podríamos mejorar mucho en este punto, pero al menos Julián puede ver que cosas tan cotidianas como recoger, cocinar, lavar, cambiar pañales, etc., no es algo exclusivo de las mujeres. Y poco a poco, además, él se va haciendo también cargo de algunas cosas que serán su responsabilidad por ser parte de esta familia.

  7. Respetar un NO. Cuando ha sucedido le explicamos con mucho amor que a veces no quieren jugar con él, o no quieren un abrazo, o mamá no puede darle leche, y él debe aceptarlo. Por supuesto le damos alternativas y no siempre termina bien, pero poco a poco él va interiorizando que él también puede decir NO.

Lo anterior fue solo una pincelada de lo que nosotros tratamos de hacer con Juli en este tema específicamente. Por supuesto conforme vaya creciendo los desafíos serán otros. Al final no sabemos cuál será el resultado. Se imaginan ¿qué pasaría si a partir de hoy educamos a nuestros niños bajo total igualdad? Probablemente el cambio en la sociedad se vería reflejada en unas dos o tres generaciones más, pero valdría la pena intentarlo, ¿no creen?.

Les recomiendo el libro “Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo” de la autora Chimamanda Ngozi Adichie.

¿Qué otras cosas podemos hacer para que nuestras niñas y niños crezcan en igualdad?

Un abrazo,  

Ánge

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