Cuando me convertí en mamá en casa y comencé a hablar con otras mamás que también habían dejado de trabajar fuera de casa, me di cuenta que el tema financiero era todo un tabú. La mayoría no se sentían parte activa de las finanzas familiares por no generar ingresos, y de cierta manera menospreciaban su capacidad de tomar buenas decisiones financieras.
Escuchaba cosas como, “si yo tuviera el control del dinero no llegaríamos a final de mes”, o “ahora cada vez que salgo mi esposo me deposita cierta cantidad porque si me da más lo gasto todo, no tengo autocontrol”.
Este tipo de comentarios por supuesto da para pensar que, quizás las mujeres en general no estamos teniendo la formación financiera que necesitamos, y esto por supuesto es un problema gravísimo en nuestra sociedad pues nuestro papel, no solo como mujeres si no como esposas y madres, va mucho más allá de ahorrar algunos colones en el supermercado o en la ropa de los hijos. Si lo pensás bien, somos nosotras las responsables de la gran mayoría de las decisiones financieras del hogar.
Si te soy muy honesta, yo antes de ser mamá no me preocupaba tanto por mi estabilidad financiera. Era joven, tenía un buen trabajo, no tenía deudas, era ordenada con las tarjetas de crédito y sí me había planteado objetivos de ahorro importantes (aunque mis hábitos de gasto eran pésimos); por lo que los problemas financieros se sentían poco probables o al menos muy lejanos.
Ahora como mamá de un niño de 4 años y un bebé de pocos meses me pregunto: ¿son nuestros ahorros suficientes para afrontar cualquier emergencia?, ¿qué pasa si mi esposo se enferma o peor aún se muere, y si ambos morimos?, ¿podemos pagarles la mejor educación a ambos? ¿de dónde van a venir mis ingresos cuando sea viejita? ¿qué pasaría si mi esposo y yo tuviéramos que asumir los costos de manutención de nuestros padres?.
Aunque es normal pensar en todo esto cuando sos mamá, puede resultar abrumador y generarnos ansiedad, y eso no es nada útil. Así que debemos replantear las preguntas, la pregunta sería: ¿Cómo podemos hacer para…..? ¿Cómo podemos hacer (o incrementar) una cuenta de ahorros que sea suficiente para cualquier tipo de emergencia?, ¿Cómo podemos ser más solventes?, ¿Cómo puedo generar más ingresos estando en casa con los chicos 24/7?. De esta forma nuestro cerebro empieza a buscar soluciones a todas esas preguntas.
En el tema financiero hemos hecho algunas cosas que han sido clave. Lo primero fue hacer un presupuesto familiar y cumplirlo mes a mes. En este artículo te cuento un poco sobre cómo lo hicimos: ¿Cómo ordenar nuestras finanzas?
Y tal como les cuento en ese artículo, tuvimos que hacer ajustes en nuestros gastos para NO EXCEDER los montos establecidos. Y sobretodo tuvimos que autoevaluar nuestros hábitos de consumo, fue muy revelador identificar esos puntos débiles y proponer estrategias para dejar de despilfarrar el dinero de nuestra familia.
Acá te comparto 3 de mis estrategias para reducir nuestros gastos:
1. Hacer compras inteligentes
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Planificar. Tenemos una lista de los gastos programados y un presupuesto definido para cada uno de ellos (navidad, cumpleaños, marchamos, mantenimiento del hogar, etc) y definimos un ahorro mensual para tener la totalidad del dinero cuando lo necesitemos.
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Desinscribirte de todas las listas de correo de tiendas que te envían promociones. Literalmente huí de las promociones de todo lo que era lujo (ropa, maquillaje, zapatos, etc). Todos estos cupones y descuentos despiertan emociones nocivas para nuestras finanzas. ¡Y ojo! No te estoy diciendo que no los aprovechés. Pero hacelo cuando vos los necesités, cuando vos decidás hacer la compra, no cada vez que ellos te los ofrezcan ¡Es tu decisión, no de ellos! Y cuando necesités hacer esa compra (realmente), podés buscar estos cupones o descuentos. Recordá, anticipar es la clave.
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Yo AMO comprar en Amazon, de hecho tengo varias listas de mis productos favoritos en Mi página de Amazon. Pero evito entrar en esta aplicación a ver de qué me antojo. Si lo hago tengo una regla: no comprar inmediatamente, hago el carrito de compras y debo esperar al menos 24 horas para finalizar la compra. Así me aseguro que no sean compras impulsivas o emocionales y que sea algo que realmente quiero o necesito, ¿de verdad necesitás otro par de tenis blancos?.
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Definitivamente eliminé las compras en estas tiendas asiáticas de moda, aunque en algún momento encontré cosas bonitas, el 85 % de las veces fue botar la plata.
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Siempre hacé la conversión del costo del producto en TIEMPO, es decir, ¿cuánto tiempo tardaste en generar ese dinero? No te imaginás la cantidad de cosas que eliminé de mi carrito de compras cuando hice este cálculo.
2. Revisá siempre tus estados de cuenta
Especialmente si usás tarjetas de crédito. Yo me he ahorrado más de $400 por anualidades de tarjetas. Además, recordá que los sistemas, las empresas y nosotros podemos equivocarnos, conozco personas que han pagado servicios básicos de otras personas, o que en sus cargos automáticos se les ha debitado algo dos veces, o que tienen montos que, SIN solicitarlo, se les han trasladado a planes de pago a 36 meses pagando intereses, en fin, montos que a veces son pequeños pero que si los sumás y multiplicás por los meses y los años es muchísimo dinero que tu familia podría estar disfrutando.
Una vez a mí en un salón de belleza me cobraron un esmaltado de uñas en 140.000 colones porque la muchacha puso un cero de más por error… todas estas cosas suceden y si no revisás es muy probable que terminés pagando algo totalmente injusto.
Creo que no está de más decir que, si tenés tarjeta de crédito tenés que saberla usar. No exceder tu capacidad de pago, pagar el total (no solo el mínimo), revisar todos los estados de cuentas, conocer todas las condiciones por tenerla como fechas de corte, fechas de pago, tasas de interés, anualidades, “castigos” por no usarla en cierta cantidad de meses, etc. Si no crees poder cumplir alguna de estas condiciones, lo mejor será que usés sólo tarjetas de débito o mejor aún, efectivo.
Está comprobado que cuando usamos efectivo es menos probable que gastemos de más. De alguna manera el uso de una tarjeta es mucho más fácil y no se siente tan real como ver el dinero irse por cosas que no son 100% necesarias.
3. Eliminar gastos innecesarios o duplicados
Literal nosotros pagamos el cable por años para que mi esposo se sentara una vez a la semana a hacer zapping 10 minutos. Ambos pagábamos Spotify, Netflix y otros servicios por aparte. Teníamos un plan de internet con telefonía fija que nunca utilizamos. Suscripciones, fees, seguros, anualidades, y un sinfín de cosas que eran montos relativamente bajos pero que sumando se hacía un monto significativo. Evalúen esto. Les aseguro que podrían ahorrar $$ y aprovecharlo en familia.
4. Autoevaluarnos
Mis épocas de más gastos y despilfarro fue el primer año de Julián. Estaba bajo muchísimo estrés, era mamá primeriza, pasaba mucho tiempo en casa, sola con un bebé bastante demandante y sin ayuda durante el día, en fin… largas horas de lactancia con el celular en mano hicieron estragos en mis finanzas. Compraba por impulso, me hacía sentir bien momentáneamente.
Cuando entendí lo que estaba pasando pude re direccionar mis hábitos y hacer cosas que realmente me hicieran sentir mejor en esos momentos.
Ahora con Franco, logré pedir ayuda y no comprar cosas que él no necesitara realmente. Me he cuidado a nivel emocional y eso ha marcado la diferencia.
El primer año de un bebé es lo más retador de la vida. Te lleva a límites de cansancio que no podés imaginar. Y ya he podido ver que, en esas semanas duras, llega el impulso despilfarrador … no solo en compras innecesarias en Amazon, también en Uber Eats, en el restaurante de afuera, en golosinas del Vindi, en vino, en usar indiscriminadamente la secadora, etc etc.
Lo bueno de ser consciente de todo esto es que podés aplicar algunas acciones de contingencia:
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Agradecer lo que tenés
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La regla de las 24 horas antes de comprar
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Redirigir las recompensas hacia experiencias y no hacia cosas: prefiero ver una serie nueva con mi esposo, hacer una receta nueva en familia, hacer un picnic con los chicos… antes que comprar algo.
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No pretendo eliminar el 100% de mis compras, es utópico que siendo mamá no vas a comprar nada de ahora en adelante, pero podés ajustarte al presupuesto, reducirlo. Es cuestión de ser selectiva, no tacaña.
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Enfocate en las cosas positivas. En lugar de decir NO puedo comprarme ese bolso, pensá: estoy más cerca de no tener deudas o de ese viaje familiar por el que están ahorrando.
¿Contame qué otros tips tenés para gastar de manera inteligente?
Un abrazo,
Ánge